Cuenta leyenda catalana que un antiguo reino, constantemente asolado por la ira de un cruel dragón que devoraba todo ser vivo que se cruzaba en su camino y destruia con su llama cualquier construcción.
El rey desidió ofrecer sacrificio humanos a este monstruo para calmar su furia. Desgraciadamente, el destino quiso que la princesa del reino fuera la primera invitada al banquete.
Justo en el momento en que la princesa hiva a ser devorada un apuesto caballero llamado jordi aparecio en la cueva del dragón y lo mato.
La sangre que brotó de la herida del dragón se transformo en una rosa roja. Jordi la cojió y se la entregó a la princesa como muestra de su amor. Jordi y la princesa se casaron, fueron felices y comieron perdises.
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